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A hora y media de Santa Marta, Magdalena, ciudad costera de Colombia y entre paisajes bananeros, se encuentra ubicado Aracataca, municipio que vio nacer el 6 de marzo de 1927 a Gabriel García Márquez o Gabo como es conocido popularmente, un pueblo cuyas características aportaron a las más grandes obras del Nobel de Literatura.

Caminar por sus sofocantes calles que de vez en cuando son aliviadas por los vientos que alcanzan a llegar de la Sierra Nevada de Santa Marta, es adentrarse a la magia impregnada por Gabo en sus obras. Escuelas, bibliotecas, tiendas y hasta peluquerías hacen referencia a elementos propios del autor, como la Biblioteca Pública Remedios la Bella, murales con mariposas amarillas, esculturas y pinturas macondianas.

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Entre la realidad y lo mágico 

Aracataca es el lugar que le ha sido motivo de inspiración para crear Macondo, una población ficticia que sirvió de escenario para recrear una de sus obras más célebres: Cien Años de Soledad.

Su arquitectura parece detenida en el tiempo, fachadas coloridas de varios estilos la describen como un lugar de contrastes, de casitas de bahareque de un primer piso mezcladas con modernidad, donde se evidencian múltiples referencias de la obra durante su  mágico recorrido.

Allí se pasa por la Calle de los Turcos, un pasaje comercial que en la obra se narra como «Una de las más antiguas, en la que se concentraron los primeros turcos que llegaron al pueblo. Allí se ubicaron después, el almacén de música, tiendas de gente que adivinaba el porvenir«, el río Aracataca de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos; el parque 20 de julio en el que se encuentran árboles de Macondo; y la estación por donde pasa el tren de 159 vagones, que transporta carbón extraído del territorio guajiro, mismo que transportó los miles de cadáveres de huelguistas de la United Fruit Company en la masacre de las bananeras para ser arrojados al mar. 

“Cuando José Arcadio Segundo despertó estaba bocarriba en las tinieblas. Se dio cuenta de que iba en un tren interminable y silencioso. Dispuesto a dormir muchas horas, a salvo del terror y el horror, se acomodó del lado que menos le dolía, y sólo entonces descubrió que estaba acostado sobre los muertos”.

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Entre otros lugares de gran interés se encuentran la iglesia San José Aracataca, declarada Patrimonio Nacional y donde fue bautizado Gabo; el antiguo colegio Montessori, hoy instituto infantil, donde estudió y aprendió a leer y escribir de la mano de su profesora Rosa Helena Fergusson, una mujer a la que el escritor referenció en varias de sus obras y agradeció siempre.

También se puede ubicar  la oficina del telegrafista donde trabajó su padre, Gabriel Eligio García Martínez, hoy transformada en la Casa Museo del Telegrafista, un espacio que cuenta con varios elementos de comunicación de la época entre algunos utilizados por él mismo. Asimismo, un monumento de Remedios ‘La Bella’ y una escultura de bronce de Gabo que reposa en el parque principal y contrasta con la arquitectura. 

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Casa Museo Gabriel García Márquez

Gabo vivió hasta los 9 años en Aracataca junto a sus abuelos maternos, el coronel Nicolás Ricardo Márquez Mejía quien le contaba sus historias y vivencias de guerra y política, y doña Tranquilina Iguarán Cotes quien lo encantaba con sus relatos fantasmagóricos. 

Actualmente funciona como Casa Museo  Gabriel García Márquez, declarada como bien de interés cultural en 1996, un espacio a disposición de los visitantes y con una gran oferta cultural, donde se conservan algunos vestigios como la cuna, camas,  sillas, utensilios del hogar y otros elementos que fueron usados por su familia. 

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En este pueblo de gentes cheveres y alegres, las personas se encuentran contagiadas de una magia literalmente sacada de un libro, tanto así que hasta han querido renombrar el territorio como Macondo y ubicar en la bandera del municipio el rostro del Nobel.

Quizás y como lo menciona Orlando Rodríguez, joven cataquero, gentilicio de Aracataca, quien acompañó este maravilloso recorrido, Gabo ayudó a inmortalizar desde las letras a Aracataca desde Macondo un lugar aislado que guarda muchas historias.

Tras diez años de la muerte de Gabriel García Márquez, el 17 abril 2014,  el pueblo se ha encargado de activar lo que denominan turismo literario, de esta manera, se busca convertir a la pequeña y hasta olvidada ciudad de Aracataca en un atractivo para los visitantes, en especial para los amantes de las obras del célebre e ilustre escritor colombiano.

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