Tras los diez años de partida del Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, la Administración Distrital mediante la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, entregó a la ciudad el mural «Macondo: un estado de ánimo», una invitación a explorar los mágicos universos y el legado que este gran soñador y contador de historias dejó a los colombianos.
La obra se encuentra ubicada al costado norte del edificio de la Carrera 10 #12 – 53 en San Victorino, uno de los barrios más emblemáticos del centro de la ciudad. Allí, este lienzo de colores a gran escala llena de vida el sector y se suma al paisaje de Bogotá para proyectarse como un punto que invita a visitantes y propios a detenerse, contemplar y soñar.
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Detalles de la creación del mural de García Márquez
Roger Abril, conocido como Rytmo, y Néstor Arteaga, integrantes del colectivo ‘Fuego en el 23‘, son los creadores de esta intervención que resultó de la invitación cultural de la SCRD, ’10 años de Macondo’, que entregó $50.000.000 para la realización de este mural a gran formato (18 metros de ancho x 21 metros de alto).
«Esta iniciativa buscaba retratar la profundidad de los personajes icónicos de las novelas de Gabriel García Márquez, que sirven de inspiración y dan pie a expresiones artísticas en calle; así como democratizar la cultura, fomentar la apropiación de los espacios públicos, fortalecer el tejido cultural y promover la reflexión sobre temas universales como el amor, la soledad, el poder y la vida», señaló Santiago Trujillo, secretario de Cultura, Recreación y Deporte.
Su propuesta creativa reúne elementos de la cultura contemporánea que hacen alusión a Macondo y a algunas realidades del país que aún se mantienen vivas. «Es muy interesante ver las diferentes interpretaciones que la gente le da a esta obra que nació de un boceto a lápiz. Hay una escena particular de Macondo que quisimos recrear, pero sin necesidad de ser evidente, para permitirle a las personas llevarse diferentes puntos de vista de manera libre» mencionó el colectivo, especializados en muralismo en el espacio público.
La realización de este mural les tomó a estos dos artistas aproximadamente veinte días, y se convirtió en todo un reto debido al formato de gran tamaño. Su herramienta permanente fue un andamio colgante y, a pesar del miedo a la altura, para Arteaga esta obra es el resultado de la motivación y del compromiso con su ciudad, en especial con este sector de San Victorino, que se constituye como «una metáfora de Colombia en el que confluyen el caos, la diversidad y la historia».
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