Colombia comienza a saldar una deuda histórica con el Pueblo Rrom. El reciente lanzamiento del Capítulo Rrom del Plan Nacional de Cultura marca un antes y un después en la manera como el país se piensa a sí mismo, ya no desde una identidad homogénea, sino desde la pluralidad de pueblos, memorias y saberes que lo habitan y que responde a la Constitución Política de 1991.
Este es un resultado del trabajo conjunto entre el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes y las organizaciones del Pueblo Rrom en Colombia, que reconoce oficialmente al pueblo gitano como sujeto colectivo de derechos y destaca su papel fundamental en la historia cultural del país, muchas veces invisibilizada.
Para la ministra Yannai Kadamani “No habrá cuidado de la diversidad de la vida ni paz duradera si algún pueblo queda por fuera de la conversación”, afirmó, subrayando que la inclusión del Pueblo Rrom amplía las nociones de ciudadanía, territorio y movilidad que hoy definen a la nación.
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Un proceso gestado desde las regiones
Desde las propias comunidades, el momento se vive como un hito. Henry Gómez, representante de la kumpania de Girón, Santander, aseguró que este reconocimiento proyecta al pueblo gitano hacia el futuro y garantiza que las nuevas generaciones crezcan con un lugar claro dentro del relato nacional. “Estamos marcando un punto hacia el reconocimiento total de nuestro grupo”, dijo.
La jornada también fue una celebración cultural. Cantos, bailes y una muestra gastronómica preparados por delegados de las 13 kumpañy presentes en el país acompañaron el lanzamiento, reafirmando que la cultura no se decreta, se vive. En ese ejercicio de visibilización también se destacó la autonomía y la gobernanza propia del Pueblo Rrom.
David Gómez, es asesor nacional de la Comisión Nacional de Diálogo del Pueblo Gitano, resaltó que «este capítulo representa una reivindicación de derechos colectivos e individuales… la cosmovisión Rrom aporta al país valores como el diálogo, la palabra y formas de justicia restaurativa que hoy resultan clave en la construcción de paz.»
El Plan Nacional de Cultura avanza así en su apuesta por una Colombia que se reconoce diversa y protege sus memorias como base de la justicia social. Con un enfoque territorial y biocultural, el capítulo Rrom no solo reconoce una presencia histórica, sino que invita a repensar el país desde la interculturalidad, entendida no como discurso, sino como práctica viva.
«Este paso fortalece la pervivencia del Pueblo Gitano en Colombia. Y, al mismo tiempo, interpela a toda la sociedad: reconocer al otro es también una forma de reconocernos.» Señaló Nayibe Martínez Estrada, integrante de la kumpania de Sampués.
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