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En la localidad de Suba, un grupo de personas en condición de discapacidad y sus cuidadores, que se autodenominan Los Increíbles, han encontrado un oasis de creatividad y apoyo mutuo, un espacio no solo para el arte, sino también un santuario donde las palabras y las amistades se entrelazan en cada encuentro, transformando vidas y abriendo puertas a nuevas oportunidades.

Este taller de formación es una iniciativa del Instituto Distrital de las Artes – Idartes y su Programa Crea, diseñado para brindar un espacio inclusivo y esperanzador para personas en condición de discapacidad y sus cuidadores. Según Jackelin Rojas Barreto, la artista formadora del grupo, «este es un lugar donde cada persona puede explorar sus habilidades creativas sin restricciones». Aquí se realizan actividades que van desde la pintura hasta la escritura, pasando por la lectura, siempre con un enfoque en la expresión personal y la exploración sensorial.

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Los increíbles. Fotografías de Lázaro Rivera @378click

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Jackelin explica que una de las claves del éxito de este espacio es la continuidad y la participación activa de los acompañantes. «Ha sido increíble ver cómo los cuidadores también se involucran, creando y aprendiendo junto a los participantes. Este intercambio enriquece tanto a unos como a otros». Las actividades están diseñadas para ser accesibles y adaptables, permitiendo que todos los miembros del grupo, independientemente de sus habilidades, puedan participar y disfrutar.

En una de las sesiones, los participantes trabajaron en autorretratos y en la creación de historias a partir de rondas musicales, explorando cómo los sonidos y movimientos pueden traducirse en arte visual.  Este enfoque inclusivo no solo permite la expresión artística, sino que también fomenta una mayor comprensión y empatía entre todos los miembros del grupo.

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Janeth Simbaqueva destaca cómo estas oportunidades han sido una bendición para su hija y para ella misma, proporcionando un espacio de esparcimiento y aprendizaje continuo. «Para mí y para ella fue una bendición porque era tenerla ocupada, haciendo una actividad que le gusta, que conozca otras personas y que no esté
en casa solita (…) Tanto para ella, como para mí, este taller es una terapia porque aprendemos todos de todos, es una experiencia muy bonita«, expresa Janeth.

Esta interacción constante y enriquecedora convierte a Los Increíbles en mucho más que un simple taller de arte.

Nombrarse a sí mismos

Jackelin también destaca la importancia de nombrar y reconocer a los participantes de manera positiva. «Nos llamamos Los Increíbles, porque a lo largo del proceso nos hemos dado cuenta de que son increíbles y que hacen muchas cosas». Esta forma de nombrarlos no solo empodera a los participantes, sino que también redefine cómo se perciben a sí mismos y cómo los ve la comunidad.

Los participantes y sus cuidadores llevan esta actitud positiva a sus hogares y círculos sociales, cambiando la percepción de la discapacidad en su entorno. «Es una forma de redefinir quiénes somos y lo que podemos lograr«, afirma Jackelin. Este cambio en la narrativa es fundamental para construir una sociedad más inclusiva y comprensiva.

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Tejiendo redes de amistad y aprendizaje

Este espacio ha creado una red de apoyo y aprendizaje mutuo, donde cada jueves, tanto los participantes como sus cuidadores se reúnen para compartir, aprender y crear juntos.

En el taller, las lecciones de lenguaje de señas se integran de manera dinámica y divertida. Los participantes aprenden a través de juegos, canciones y ejercicios prácticos que facilitan la retención y el uso cotidiano de las señas. Esta metodología no solo hace que el aprendizaje sea accesible para personas de todas las edades, sino que también fortalece los lazos entre los miembros del grupo, creando un ambiente de confianza y colaboración.

Este grupo no solo ha transformado la vida de sus participantes, sino que también ha ofrecido un modelo de inclusión y apoyo que esperamos se replique en muchas más comunidades. Porque, como nos recuerdan Janeth y Jackelin, con un poco de creatividad y mucho corazón, es posible construir espacios donde todos, sin importar sus capacidades, puedan florecer y soñar.

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Información Idartes-Fotografías de Lázaro Rivera @378click

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