Divergentes

Camino de fuego

0

Hay días en que las ganas escribir emergen súbitamente y aparece el ardor de un cálido fuego en la mano dominante. El fuego que indómito hipnotiza las pupilas con su majestuosidad.  El fuego que está presente en la historia de la humanidad desde el comienzo de los tiempos, en el calor de las estrellas, en el magma hirviente que formó los planetas, en la lava arrojada por los volcanes, en el corazón del ser humano.  El hombre prehistórico lo conoció en su medio natural, al incendiarse los bosques por la caída de los rayos o por causa de las erupciones volcánicas. Con el paso del tiempo aprendió a producirlo y manejarlo, valiéndose de él para preparar mejor sus alimentos, y por su curiosidad descubrió los metales, utilizándolos para fabricar armas y herramientas.

A partir de ese momento el fuego ha sido un elemento primordial para el progreso de la humanidad. No obstante, en el juego de las dicotomías aquello, que ha permitido parte de la evolución y nos ha llevado al cielo es también, el mismo camino hacia el averno, el camino de fuego que nace de la combustión instantánea de un espíritu letal al servicio de la comunidad.  

En medio de la combustión trabaja un héroe vestido de bombero, su nombre es Duberney Oyola Doria, inició su labor desde muy joven como lo haría cualquier estudiante cumpliendo su servicio social obligatorio y posteriormente su vocación al servicio lo convirtió en bombero voluntario en el 2004. Ahora lleva veinte años de ejercer su labor y de enfrentarse a condiciones extremas que han puesto su vida en riesgo, pero con la satisfacción de haber contribuido a salvar en medio del peligro muchas vidas.

Puedes leer: Toda una vida es un sueño realizado

Duberney Oyola Doria inició su labor y siempre supo que su vocación es la de ayudar. Imagen cortesía.

Podría interesarte: Así se vivió el II Parche Literario, la fiesta de las letras en Soacha 

La muerte, en medio del fuego y otras trampas del destino, es la compañía fiel de aquellos héroes silenciosos que la han percibido de frente, la han visto luciendo gala de diferentes estilos. Cuando se escucha hablar a Duberney, se siente la nostalgia de las anécdotas guardadas en su historia. Por aquella época en que se instauró la línea 123 y Soacha fue pionera y líder en la línea única de emergencias, sus esfuerzos dieron frutos y se convirtió en bombero oficial. Asimismo, uno de los momentos más complejos de su vida ocurrió durante la búsqueda de un niño desaparecido en el municipio mientras jugaba. Durante dos meses, con sus días y noches, participó en el proceso de búsqueda y rescate, pasando por un fuerte colapso emocional al saber que hallaron el cuerpo sin vida del niño, época en que iniciaba su carrera profesional como estudiante en Salud y Seguridad en el Trabajo.

Puedes leer también: 10 años de la declaración de la Hacienda El Carmen como Área Arqueológica Protegida de Bogotá

Duberney Oyola Doria, labores de rescate Salto Tequendama. Imagen: Cortesía.

Puedes leer: «Fuimos extrañas», una conmovedora exploración de lo desconocido

Su primer día de clase incorporó la frustración de un hecho que marcó su vida, pero también, le dio la fortaleza para seguir con su camino, otra de las anécdotas fue la explosión de León 13 y la manipulación de material químico o los rescates constantes de las personas que por imprudencia, accidentalidad o voluntad propia caen en el Salto del Tequendama y que lo han llevado a crear diversos mecanismos de ayuda, aunque su especialidad es el manejo de químicos, siempre ha contribuido al bienestar del municipio. Duberney, nos enseña la importancia de todas las profesiones, la humildad al desarrollar nuestro trabajo con ética y profesionalismo, la importancia de capacitarnos contantemente, pero sobre todo nos enseña que nuestras decisiones tienen causas y consecuencias que no sólo influyen y afectan en nosotros mismos, sino en quienes de manera directa o indirecta están a nuestro alrededor.

Podría interesarte: Salto del Tequendama: Vida, crónica roja y poesía al borde del abismo

Mónica Andrea Rodríguez Ospina
Mag. En Creación Literaria.

El arte callejero de Bogotá, una expresión cultural que transforma la ciudad

Anterior artículo

Los increíbles: un espacio de inclusión y transformación

Artículo siguiente

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *