La historia que por más de 150 años ha escribió sus páginas con una sola tinta, la del castellano colonial, hoy comienza a narrarse desde otras orillas del país. La Academia Colombiana de la Lengua fundada en 1871 y considerada la más antigua de América, integra por primera vez a mujeres afro e indígenas entre sus miembros, reconociendo la riqueza lingüística y cultural de los pueblos.
Se trata de Mary Grueso Romero, reconocida escritora afrocolombiana oriunda de Guapi (Cauca) y de Bárbara Muelas, docente y lingüista del pueblo misak del resguardo de Guambia, en Silvia (Cauca). Ambas fueron nombradas académicas correspondientes, una figura que permite a la Academia recibir reportes sobre las variantes regionales del español desde los territorios.
“Es muy importante estar ahí porque uno aporta desde lo que es, vive y siente”, afirma Grueso, quien ha construido una obra literaria que da vida a la oralidad afro del Pacífico.
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D.ª Mary Grueso Romero, destacada escritora, docente y activista cultural, se posesiona hoy como miembro correspondiente de la @ACLengua. pic.twitter.com/nwVcZQ3ivV
— Academia Colombiana de la Lengua (@ACLengua) July 7, 2025
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La voz del cuento afro
Mary Grueso no solo escribe, también recita, cuenta y representa la memoria oral del Pacífico con una fuerza que nace del ritmo del tambor y de los cuentos de su padre, cuentero tradicional. Es Licenciada en Español y Literatura, ha publicado más de una docena de libros entre poesía y literatura infantil, entre ellos «La muñeca negra» y «Negra soy», en los que la identidad afro y la tradición oral son protagonistas.
“No estábamos en el aula. Los cuentos nuestros no estaban en el pénsum. Entonces pensé en escribir cuentos para niños que se vieran reflejados en los libros», relata con convicción. Su obra busca visibilizar la identidad negra desde la infancia, para que nuevas generaciones creen sus propias narrativas desde la raíz.
Desde Buenaventura, donde reside actualmente, Mary celebra su nombramiento con un objetivo claro: argumentar desde dentro de la Academia para que se reconozcan y valoren las variantes dialectales de regiones como el Pacífico. “El léxico nuestro ha sido muy cuestionado, pero ahora lo defenderé desde adentro”, afirma.
Una guardiana del nam trik
Bárbara Muelas desde las montañas del Cauca, guarda, enseña y fortalece la lengua nam trik, del pueblo misak. Su aporte más emblemático fue en 1991, cuando participó en la traducción del capítulo étnico de la nueva Constitución colombiana. Lo hizo junto a otros sabedores, como su hermano Lorenzo Muelas, uno de los pocos indígenas que participó como constituyente.
Pero su labor no se detuvo allí. En las escuelas del resguardo, Bárbara lideró la creación de cartillas para enseñar a leer y escribir en lengua misak, sembrando semillas de resistencia lingüística desde la educación.
“En la Academia haré lo que sé hacer como profesora y lingüista”, dice con serenidad Muelas. Lo suyo ha sido siempre el trabajo por su gente, sin estridencias, pero con profunda convicción.
Su ingreso a la Academia también representa un acto simbólico: el reconocimiento de que la lengua no es propiedad de una élite, sino un territorio que se habita, se transforma y se defiende desde múltiples culturas.
La inclusión de Grueso y Muelas ocurre junto a otros nombramientos, entre los que también se encuentran escritores como Juan Gabriel Vásquez y William Ospina.
La Academia desde 1960 asesora al Gobierno en temas idiomáticos, comienza a mirar hacia territorios históricamente desvirtuados. Aunque las nuevas integrantes no tendrán voto en las decisiones internas, su presencia ya es un paso simbólicamente poderoso.
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