En el municipio de Soacha, conocido como la ciudad del Varón del Sol, una mujer se destaca por su habilidad para transformar lo ordinario en extraordinario. Yara Cruz, una talentosa artesana, ha encontrado en los materiales reciclados, en su aliada perfecta para crear joyería única y sostenible.
Desde hace más de diez años, Yara ha dedicado su vida a las artesanías, combinando el amor y compromiso por el medio ambiente, con su pasión por el arte, que llegó como una oportunidad de empleo y se ha convertido en un emprendimiento llamado D’hojalata joyas, y que le ha permitido llevar y compartir sus creaciones, a ferias y mercados locales, distritales y regionales, ganando reconocimiento por su enfoque innovador, ecológico y artístico.
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D’hojalata joyas
El taller D´hojalata de Yara, está lleno de materiales que muchos consideraríamos desechos, como tapas de lata de bebidas, papel, trozos de tela, alambres, hilos y piezas de metal, esto, bajo la guardia de Harumoto, la gata que siempre acompaña las jornadas laborales en el modesto lugar. Todos estos materiales en manos de esta artesana, se transforman en objetos que cobran nueva vida. «Siempre he creído que todo tiene un segundo uso. Lo que otros ven como desechos, yo lo veo como una oportunidad para crear algo hermoso«, dice Yara con una sonrisa.
Cada pieza de joyería que produce es única, con un estilo que refleja tanto la creatividad como su compromiso con el reciclaje. Joyería como aretes, pulseras y collares confeccionados a partir de tapas de lata; pines y llaveros, son solo algunos ejemplos de su trabajo. «Me gusta pensar que mis piezas no solo embellecen a quien las lleva, sino que también cuentan una historia de transformación y respeto por el medio ambiente», dijo Yara.
Además de vender sus creaciones, Yara y su equipo en el taller, también imparte talleres, enseñando a su comunidad a ver el potencial en los objetos cotidianos desechados cuando se transforman en arte.
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Desafíos y Sueños
Como cualquier emprendedora y artesana, Yara enfrenta desafíos. La falta de recursos y el acceso limitado a mercados más amplios son obstáculos constantes. Sin embargo, su determinación y creatividad la mantienen motivada. «Sueño con tener un taller más grande y poder emplear a más personas de mi comunidad, especialmente a mujeres que buscan una fuente de ingreso además de un lugar donde expresarse creativamente«, asegura.
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La historia de Yara nos recuerda que con pasión, determinación y creatividad, se generan segundas oportunidades transformadas en arte, que además ayudan a proteger el medio ambiente, en un mundo que lucha por encontrar soluciones sostenibles.
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