Durante el 2024, el Programa Crea de Idartes ha llevado sus procesos de formación artística a 453 personas privadas de la libertad, a través de la línea Arte y Salud, que ha permitido fomentar prácticas y nuevas formas de relacionarse consigo mismos, con el mundo, con la comunidad o el entorno que los rodea por medio de la creación, la experimentación y el arte.
Las personas recluidas hacen parte de las instituciones de la Cárcel La Picota, la Cárcel Modelo, Buen Pastor, centros de reclusión militar, entre otros. El número de participantes refleja un esfuerzo constante y creciente, comparado con los 218 atendidos en 2022 y los 548 en 2023. Este crecimiento no solo demuestra la efectividad de los talleres de formación artística, sino también la creciente necesidad de llevar estos procesos a más personas que enfrentan condiciones de vulnerabilidad.
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Uno de los testimonios que destaca la potencia de estos procesos es el de Juan Pablo, quien participa en el grupo de breakdance en la Cárcel y Penitenciaría de Media Seguridad de Bogotá La Modelo. «Nos hemos sentido muy bien en el proceso, es un lugar donde puedes desahogarte, no solo físicamente, sino también emocional y espiritualmente«.
Para él, el breakdance ha sido más que una actividad recreativa; ha sido una herramienta para reimaginar su futuro y transformar su cotidianidad. «He aprendido que no tengo que esperar a salir para empezar a hacer algo significativo,» añade, subrayando cómo el arte ha moldeado su
perspectiva de vida.
«Nuestros procesos de formación artística en la Línea Arte y Salud incluyen a un amplio número de poblaciones, entre ellas personas privadas de la libertad, personas con discapacidad, personas mayores, habitantes de calle, …, entre otras… no solo busca la formación en lenguajes artísticos, sino que también se enfoca en fortalecer los vínculos, lo colectivo, el bienestar y el cuidado. «. Este enfoque integral ha permitido que el arte se convierta en un medio para movilizar reflexiones profundas en torno a las condiciones de vida de los participantes.
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Desde la Cárcel y Penitenciaría de Media Seguridad de Bogotá La Modelo, Juan Carlos, quien hace parte del taller de literatura dice que: «La escritura nos permite plasmar nuestras emociones y reencontrarnos con el pasado» y recalca el impacto positivo de estos espacios creativos. «Soy un convencido de que la educación transforma el mundo, y para nosotros, como privados de la libertad, es vital que el Distrito continúe apoyando estos programas», enfatizando la necesidad de mantener y expandir estas iniciativas que no solo ocupan el tiempo de los internos, sino que les moviliza emocionalmente.
Esta opinión es compartida por Diana Carolina, integrante del grupo musical Voces de Libertad de la Reclusión de Mujeres El Buen Pastor. «Estos espacios son importantes para abrirse dentro de las reclusiones», afirma Diana, quien reconoce que participar en este grupo le ha ayudado a descubrir talentos artísticos que no sabía que tenía. «Este programa me ha permitido liberarme y reconocer mis dones artísticos«, comenta, agradeciendo al artista formador por su dedicación y apoyo constante. El grupo, que nació el año pasado, ha sido un canal para que estas mujeres encuentren una voz y un sentido de unidad en medio de su situación.
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