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Por: Mónica Andrea Rodríguez Ospina– Lic. Humanidades y Lengua Castellana- Magíster Creación Literaria

Cerca de Bogotá, más exactamente en el municipio de San Francisco Cundinamarca, se encuentra un lugar sacado de un cuento de hadas. Un museo fuera de lo común, moderno y contemporáneo  en donde las esculturas parece que abrieran las alas a la vida, a través de un simbolismo futurista que enmarca la importancia de proteger la biodiversidad de nuestro país.

El Museo está constituido por piezas innovadoras elaboradas con llantas y detrás del material empleado, como toda pieza de arte tiene su historia y narra la sensibilidad de su creador, la mayoría de las esculturas son elaboradas con material reciclado; pareciera entonces, que de la nada, nace la inspiración bajo el concepto de impacto ambiental, social, cultural y económico.

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Educar a la sociedad sobre emprendimiento y práctica sostenible es sin lugar a dudas, una de las herramientas primordiales en la educación actual, comprender el nivel de afectación que tienen nuestras  acciones sobre el ecosistema, permite de algún modo generar conciencia a la par de reinventar la forma en que se nos enseñó a adquirir dinero para satisfacer nuestras necesidades básicas, lo interesante del museo es también,  la manera en que incentiva el turismo en el municipio y desde luego, en el departamento.

Asimismo, las artes plásticas cobran valor cuando lo que se denomina “basura” y tratamos como “basura” puede convertirse en un fragmento inigualable, las llantas son utilizadas para crear obras de arte tridimensionales desde una visión estética, conceptual  y sociocultural. Aunque ustedes no lo crean, Karol Viviana Camacho Santana, fundadora del museo tenía apenas catorce años  cuando decidió emprender con esta idea gracias al apoyo de su padre el artista empírico Haston Edison Camacho Camacho el creador de un mundo mágico. El museo incentiva a los jóvenes a transformar su contexto, a romper los límites de la convencionalidad a emprender sin miedo a la derrota.

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El proyecto es significativo, cuenta con aproximadamente cien piezas en exhibición, recorridos guiados con un enfoque positivo para la comunidad y con un elemento fundamental la responsabilidad social-ambiental.  Esta es una gran invitación para conocer el Museo de Llanta y a seguirlos por medio de sus redes sociales pero además a convertirse en esa niña de catorce años que materializó un sueño demostrando así que la edad no es un obstáculo para emprender.

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Foto destacada: Cortesía Museo Llanta

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