Por: Mónica Andrea Rodríguez Ospina– Lic. Humanidades y Lengua Castellana- Magíster Creación Literaria
Pocas veces, un género es tan predominante e influyente en la sociedad, pocas veces, se encuentra en el vigor instrumental la caricia de los griegos y golpe de los fenicios, pocas veces el arte se conjuga en una dosificación perfecta de ritmo, compás y letra. Así es el rock y cada una de sus derivaciones, en él hay un significado real, que hace énfasis en la composición basada en un enfoque dinámico, cuya única aspiración es generar una abstracción más allá de los estereotipos culturales. El Rock, es un adolescente rebelde con capacidad crítica para cuestionar la falsedad del sistema, es una perspectiva que representa precisamente una nueva forma de crear.
Es difícil expresar con palabras escritas, la influencia del género desde su origen, es un viaje al intelecto impulsivo a partir de un grito revelador, que no acepta la ausencia de equidad, igualdad y respeto en un contexto que parece aceptar la segregación y la lucha de poderes, normalizando la decadencia de la vida. Allí en esa decadencia, el Rock es poesía, el lenguaje absoluto de los dementes y racionales que emergen de un territorio explosivo como armónico; en medio de esa explosión artística de género y estilo se encuentra Diego Alejandro Gómez Mojica, un hombre cuyo perfil profesional es extenso: Trabajador social, músico, vocalista de la banda de thrash metal M-60 y uno de los gestores culturales más importantes del municipio de Soacha, Cundinamarca, conocido por promulgar el Rock y el Metal como un movimiento transformador de realidades.
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Métrica, simetría y fuerza en el tejido social son las palabras predominantes que bombardean en su propósito de vida. “Gómez” como es conocido popularmente, es la detonación irreversible de un movimiento único en su especie. Para Diego, la música es una vertiente que contribuye en la metamorfosis de la existencia y a través de ella, se pueden generar cambios socioculturales que consientan innovar en el impacto positivo de los jóvenes del municipio y su contribución en la formación de posibles líderes que favorezcan el crecimiento cultural de Soacha.
Justamente por su carácter fuerte además de reflexivo, puede llevar a los habitantes del municipio especialmente, la población de adultos jóvenes a cimentar una participación activa, al disminuir el sesgo entre el aporte a la comunidad y el avance del tejido social municipal. Misión que lo llevó a recibir el Premio Subterránica en gestión y promoción del Rock colombiano a nivel nacional en el 2015.
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Un premio en gestión cultural por el proceso en la “Mesa de Rock” que aún pese a los obstáculos se mantiene. Asimismo, Desde hace más de 15 años trabaja en la edificación del ser humano como sujeto de realidad social. Igualmente, es el fundador del Sua Rock, un evento cultural que emprende en el reconocimiento de las bandas locales al construir el pliego y estructura básica para su ejecución en el 2013 pues, el festival inicialmente estaba propuesto para el 2008 pero, no logró desarrollarse debido a que requería de un estudio técnico, operativo, organizacional y direccionamiento estratégico complejo y solamente se consolido hasta el 2013 en las manos subversivas e insurrecta de Diego, un hombre que visualiza en el Rock y el Metal un instrumento para enriquecer el estallido letal de la contracultura a nivel municipal y distrital, al mismo tiempo de concebir un profundo acercamiento con bandas de nivel nacional e incluso internacional. Su gestión para muchos es ampliamente reconocida. Por lo cual, es la oportunidad de conocer a un ser humano integro que aporta a la expresión e identidad de los diferentes colectivos que son el pilar fundamental del Rock y el Metal a nivel regional.
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