Por: Mónica Andrea Rodríguez O.
Luis Alejandro Montenegro es un escritor chileno que ama inmensamente a su patria, pero también ama las costumbres de nuestro país. Quizás por ello me atrevo a escribir acerca de él y de su estilo representativo. Lo hermoso de la literatura es su similitud con el amor, no entiende de confines, creencias, edades y adaptaciones socioculturales, es omnipresente, universal y una de las primeras formas de resguardar nuestro legado histórico después de la tradición oral.
¿Qué sería del mundo sin la literatura? Si bien militan otras formas artísticas, la literatura permite al lector recrear a través de su memoria un encuentro con lo natural, lo sobrenatural, lo racional y desde luego lo fantástico. ¿Quién invento la noción errónea de anclar a un artista al territorio que lo vio nacer? Hay que romper con ese estigma excluyente y elitista. Hay que darle a la literatura el lugar que se merece, que siempre ha sido suyo, sobrepasar fronteras…
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Entre Colombia y Chile un escritor versátil se asoma. A veces con un talante terrorífico con líneas asombrosas que en ocasiones no hacen temer a lo inexplicable, un manejo del lenguaje personificado, casi al punto de escenificar cada palabra al obligarnos entre suspenso y horror a pensar ¿Qué haríamos nosotros en una situación similar? Alejandro es uno de los pocos escritores que se devuelve al género primogénito al incursionar con la Posada de Lahur en nuevo reto, un taller de radio teatro inclusivo creado con la finalidad de que las personas invidentes se relacionen con la literatura y con la estética creacionista. Asimismo, aunque es un hombre variable, su fuerte literario es el género fantástico.
Allí nos vemos inmersos en el límite de la realidad con la ficción, cuando incluso la ficción tiene sus límites, a diferencia de otros géneros, el suyo es la mezcla de lo moderno con lo medieval y resulta exquisitamente sorprendente la fuerza que emplea al recrear en su composición el folklor del imaginario colectivo.
En medio de dragones, caballeros, sirenas, criaturas mitológicas y metamorfos, nace los episodios de una saga única en su especie Los tesoros de Los Dioses. Su mutabilidad escritural es indómita, nos conduce por numerosos caminos: Del terror a la fantasía, de la fantasía a lo cosmopolita, de cosmopolita a las distopias y de las distopias a lo fantástico.
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Muchos pensarán, si un buen escritor puede ser multifacético en su escritura y que, sin duda, un buen escritor debe dedicarse a una sola rama. No obstante, para Luis Alejandro Montenegro no hay límites, no existe tal palabra en su vocabulario, la vida le enseño, que aún sin la luz que emerge de sus ojos, la luz de su espíritu y de su corazón trasciende cualquier limitación física, siempre y cuando jamás trascienda la libertad de su alma.
Próximamente, sabremos de él con su nuevo lanzamiento Largo camino a casa una tierna y a la vez dolorosa narración donde los personajes protagónicos viven un sinfín de aventuras. Un relato inolvidable apto para todo tipo de público.
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Foto destacada: Luis Alejandro Montenegro
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