Desde el pasado 1 de mayo el Gobierno Nacional a través del Ministerio de Salud eliminó el uso del tapabocas en restaurantes, bares, cinemas, eventos masivos en ciudades y municipios que tuvieran un porcentaje amplio de población vacunada. Asimismo, desde el 15 de mayo, en los colegios, específicamente en las aulas, los estudiantes también podrán quitárselo mientras reciben clases, siempre y cuando este cuente con suficiente ventilación. No obstante, su uso se sigue manteniendo en el transporte público.
Han sido dos años que, desde que inició la pandemia del covid 19 se formó toda una cultura con respecto al uso del tapabocas, que, a pesar de convertirse en una necesidad obligada por temas de salubridad, fomentó además una nueva moda en diseños, colores, precios y dinamizó la economía de la empresa textil y de numerosas familias que vieron en la producción y venta de este accesorio la manera de generar ingresos debido a la limitación de otros sectores económicos.
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Eliminación del Tapabocas, alivio para unos, dificultades económicas para otros
Mientras que esta medida significa más libertad para respirar y menos exigencias para circular en lugares concurridos, para otras personas que viven de la venta de utensilios de bioseguridad, significa la pérdida de clientes y los obliga casi que a reinventarse en la manera de ofrecer estos productos. Y ni hablar de las personas que, en medio de la informalidad, se “la rebuscaron” por medio de este accesorio.
Para Rafael Rovira, gerente de Rovi Supply, empresa cartagenera que distribuye productos de bioseguridad por todo el país, si bien es una medida que puede funcionar, es necesario que cada quién siga las pautas de autocuidado para evitar contagios. Sin embargo, todavía falta fomentar más esta cultura porque varias personas ya se cansaron de utilizar mascarillas a pesar de que el virus no se ha ido en su totalidad.
“Quitar esta medida 100% no es seguro, sabemos que hay un índice bien alto de la población que está vacunada ´pero todavía hace falta una parte, hay que seguir utilizando los medios de protección el alcohol, el gel y el uso del tapabocas”
Seguramente, los productores y comerciantes de mascarillas también deben recurrir a otros productos para nivelar la economía de sus negocios. Sin embargo, aquí es donde surge un interrogante: ¿Qué sucederá con las familias o personas que producen y venden tapabocas de manera informal?
Quizás resulte un asunto que se demore en resolver por un lado porque, algunos de los productos que se venden en la calle no cuentan con las normas técnicas y en ocasiones salubres para una debida protección, y a la vez representan el sustento económico de sus hogares. Por otra parte, el costo de producción ha hecho que se eleven los precios, sumado a la exportación desde otros países de estos productos y la competencia, donde cientos de familias se dedicaron a esta actividad.
Foto Destacada: Getty Imágenes
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