Por: Mónica Andrea Rodríguez Ospina
La fotografía al igual que la literatura, rescata lo más profundo de la esencia humana, permite capturar en un instante el reflejo de lo que somos y la ficción de lo que queremos ser. No obstante, como todas las artes requiere de tiempo para profundizar en la raíz primaria de lo que se desea transmitir.
Es indudable, que en el medio artístico hay un desconocimiento, frente a las variantes que componen la simetría y la técnica de capturar la belleza, incluso en lo más sencillo. Sin bien, es un medio mecánico de producción de imagen, su definición no debe bajo ningún criterio, sesgarse a este limitante pues, más allá del medio es un sistema de comunicación total, que nace a partir de los conceptos de la semiótica y necesidad del ser humano de representar el medio que lo rodea al igual, que en su momento lo hizo el arte rupestre bajo la concepción de protolenguaje.
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El medio mecánico entonces, es la cámara, pero el artista que crea una composición perfecta, se encuentra detrás de la lente, es quien a través de la luz plasma la estética personal por encima del medio artificial. Bourdieu en 1979 nos hablaba acerca de la fotografía desde la base cultural de la sociedad y como al mismo tiempo, era y es, el medio que facilita resguardar un legado en el tiempo y ser una huella del contexto histórico. Dicho de otra manera, una de las fuentes primarias de la comunicación.
Para Juan Carlos Baker, la fotografía es a la imagen como el escritor a las letras, una verdadera pasión, donde únicamente destacan aquellos que tiene la capacidad de matizar, las funciones del lenguaje no verbal en su máxima potencia. Requiere de sensibilidad, para adecuar la estructura compleja de la naturaleza y desnaturalizar todo elemento rígido que empobrezca la composición al sustituirla por la emoción. Juan es considerado uno de los fotógrafos más importantes del medio que lo rodea, por su capacidad de hacer visible lo invisible.
Indudablemente interactúa con el personaje y la escena, observa con discreción, dispone e interrumpe los planos monótonos, libera a una persona del común al cubrirlo de las tonalidades que hacen de la fotografía un arte.
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No obstante, como todas las artes requiere de disciplina, tiempo, dedicación y esfuerzo para conjugar la sensibilidad. Lo cual, resalta el trabajo estético de Juan Carlos Baker, al romper los paradigmas y prejuicios que hay entorno del concepto “Artista fotográfico”. Sin duda, tiene talento para embellecer el espíritu por medio de la imagen y plasmar en la luz con la misma minuciosidad que un pintor lo hace con su pincel y un escritor lo hace con sus letras.
Juan ha participado en innumerables eventos entre ellos “Cuerpo en Blanco” en donde ha destacado su trabajo, su fuerte es la fotografía erótica, al potencializar el sagrado femenino y masculino, sin recaer en lo vulgar. La calidad de su estilo impide al observador escandalizarse y generar controversia con su dinámica pues, en él hay un registro visual que permite conocer un estilo y dominio complejo del significado de la teoría del color.
Al igual que Rodrigo Guerrero y otros maestros, es talento de la Ciudad del Dios Varón, cuyo reconocimiento no es únicamente a nivel municipal sino nacional. Finalmente, al ser un lenguaje visual y parte de la fundamental de la semiótica, no me queda más que invitarlos a que juzguen ustedes la habilidad fotográfica de nuestro artista.
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