Por: Mónica Andrea Rodríguez Ospina
Cada línea, cada trazo emerge del sentir del artista y en medio de cada línea se crea una figura de tiempo que detiene al mismo tiempo. El bosquejo de un retrato es como la vida, comienza con trazos suaves y poco a poco va tomando forma el croquis, esa plantilla que se convertirá en recuerdo. Diversos lápices, algunos para sombrear y matizar con fuerza, otros para suavizar los contornos. ¿Acaso la vida no es un retrato? – Un juego de gamas, de tonalidades que sobresalen de la supuesta nada y cada quien tiene sus propias inflexiones.
Hay quienes tienen en sus manos el don de detener el tiempo, en delinear con disciplina una figura que dejará de ser abstracta para ser hiperrealista. Daniela Velasco, es una artista municipal que nació un tres (3) de marzo de 1994. Ella, desde los siete años es capaz de construir un lenguaje único, alternativo entre mil universos paralelos, quizás por la herencia de su padre, quien también amaba el arte en todas sus dimensiones.
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Expresa a través de sus dibujos la esencia exacta, la descripción perfecta de la emoción o sentimiento del sujeto sobre el cual recae la acción, pareciera entonces, que sus manos crean una copia inigualable del hecho y quienes observamos su obra nos perdemos en la técnica suave y a la vez elaborada de cada gota de su proceso.
Es increíble los dones que cada uno de nosotros tenemos y que muchas veces desconocemos por la ausencia de la aproximación. Lo interesante de Daniela y que la hace diferente entre los artistas de su gremio, es la eficacia de su mano alzada para crear bocetos de alta dimensión y proporción con el más mínimo detalle, hasta llegar a la interpretación de lo que se añora plasmar en el papel o en la piel, cuando transfiere el destello gráfico, refleja en él, el concepto mismo, la disciplina con precisión simétrica sobre una herida causal que va más allá del lápiz.
Para orgullo municipal, es considera una de las mejores retratistas a escala departamental ganadora del concurso Jóvenes Talentosos de Soacha en el 2020. Justo durante la pandemia profundizó en su estilo, logró transformar el pensamiento local, al sintetizar los componentes visuales de una obra hecha a mano.
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Danny como la conocen en el medio artístico, también es educadora, siempre he pensado que los maestros son personas con excelsos detalles desde su sentir personal y es esta habilidad lo que les permite transmitir su conocimiento al servicio del otro. Asimismo, y aunque parece difícil creerlo, es bailarina profesional de salsa caleña, una artista consagrada, multifacética que emerge de los rincones de la Ciudad del Dios Varón, allí en medio devenir racional para deleitarnos entre los trazos de un retrato.
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